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la cultura sonora
tradicional
ablar de la cultura sonora en el territorio que se acoge
bajo la Asociación Cuatro Valles es prácticamente hablar de la
realidad de una gran parte de la provincia de León. Pero, antes
de comenzar, conviene definir dos conceptos fundamentales:
entorno
y
patrimonio sonoro
. El
entorno sonoro
está confor-
mado por el conjunto de sonoridades, musicales y extramusica-
les que conforman todo ambiente acústico referido a un lugar o
a una persona. En cuanto al
patrimonio sonoro
, se refiere a
todo ese conjunto de sonoridades acaecidas a lo largo de la his-
toria.
Aclarados ambos aspectos y ante el amplio mosaico
comarcal que supone esta zona leonesa, nos referiremos a todo
aquello que los dos conceptos representan o han representado
en el día a día de sus gentes. Para ello tendremos en cuenta lo
que de ambos ha desaparecido, lo que se mantiene total o par-
cialmente, y lo que se ha transformado en el presente.
lo que el tiempo enmudeció
Sones habituales “hasta no hace mucho”
Como bien dice el musicólogo Miguel Manzano, espléndido
conocedor del cancionero de la provincia leonesa, “
el reperto -
rio popular nació y murió con una forma de vida desarrollada
en el ámbito exacto <<donde debía>>
”, de modo que este
patrimonio en su evocación o recreación debe siempre ser can-
tado y nunca leído aisladamente, es decir, para tal recreación no
debe abordarse en exclusiva el aspecto literario, pues sólo de
ese modo cobra su justo significado y no otro. En consecuencia
y antes de continuar abordando otros detalles, es de justicia no
obviar la mención de las excelencias de un patrimonio sonoro
perdido u olvidado en su uso que, si bien
a priori
no forma
parte de los objetivos de este trabajo, sin duda alguna es inelu-
dible, pues ha sido el responsable directo de su concepción
actual y del nivel de calidad de lo conservado.
Aún resuenan en las memorias locales, las
melodías
y
ritmos
del ayer con sus respectivos
timbres
. Estos, forzados por
muchas circunstancias de índole sociocultural, se vieron obli-
gados a abandonar su hegemonía sonora sobre la cotidianeidad
de los vecinos, para caer así en el desuso y posteriormente en
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