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186.

te el siglo XX la presentación y difusión de géneros musicales

novedosos en el folklore sucesivamente actuales. Dichos géne-

ros, procedentes de ámbitos muy distintos a los de estos valles,

sin duda han contribuido al progreso auditivo de los géneros

autóctonos, tanto en el mundo de lo vocal como en el del baile.

Por otra parte, el acordeón a veces abandona su protagonismo

solitario integrándose en algunas formaciones donde pasa a

compartirlo con otros instrumentos. Esto se produce de modo

habitual en las interpretaciones del baile “

txano

” (

chano

o

llano

) en Babia, Luna, Omaña, Laciana y Alto Sil. Para tales

ocasiones los instrumentos seleccionados por la costumbre son

membranófonos como los

panderos cuadrados

, o idió-

fonos, como las castañuelas,

los singulares y enormes

cas -

tañolones

o la “

payetxa

”,

sartén de mango largo sobre

el cual se frota una enorme

llave que porta el tañedor o

tañedora, con la que describe

el esquema rítmico de un

acompañamiento concreto.

La

gaita de fole

, se compone de un

fole

o depósito de

aire insuflado con el que se provoca el sonido merced a la pre-

sión que sobre él ejerce el brazo del intérprete. Dicha acción

permite dosificar el aire suficiente para hacer sonar al roncón y

al puntero de modo conjunto . Se llama

roncón

, a la pieza más

larga del aparejo de la gaita, que el gaitero coloca sobre su hom-

bro y provoca un sonido monótono y contínuo. El

puntero

, es

la parte más corta. Precisamente, por medio de este último, será

donde la alternancia de sus dedos al obturar y liberar varios

agujeros, genere la melodía oportuna, que podrá sonar con un

color distinto según las diferencias de afinación, si el puntero es

tipo asturiano o gallego, y la mayor o menor técnica interpreta-

tiva.

Al sur, en La Cepeda, la situación cambia y la cos-

tumbre ha querido que la comarca tradicionalmente haya sido

ocupada por la figura inmemorial del

tamboritero

con su

flau -

ta

de tres agujeros y su

tamborín

al brazo. La peculiar

flauta

está basada en un principio físico acústico que en el mundo

musical se conoce como el de los armónicos del sonido. La sin-

gularidad del conjunto aumenta, al ser el mismo intérprete