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melodía de la gaita o dulzaina y de las evoluciones rítmicas del
redoblante.
Los auténticos protagonistas
Para estos requerimientos musicales de mayor enver-
gadura, los protagonistas organizados y en activo de la música,
el canto o baile tradicional, son en la actualidad -aunque en
algunos casos con ciertos problemas de continuidad- ciertos
grupos, como el de
San Miguel de Laciana
, el
Grupo
“Txaciana”
en Villablino, el
Grupo Nuestra Señora de Celada
de La Robla, los que alternan su que hacer con los músicos
populares que quedan, como es el caso del grupo integrado por
los
Dulzaineros de Cascantes
y todos los de nuevo cuño.
Entre los acordeonistas tradicionales más longevos y
de solera, destacan
Pergentino,
de Truébano de Babia y
Salvador,
de Villanueva de Omaña, quienes ante otros más
jóvenes y de repertorio más amplio y menos estrictamente tra-
dicional, todavía se mantienen en forma. Dentro de los gaiteros
de fole hay que citar a
Nemesio
de Torrestío, más algunos
tam -
boriteros
de flauta y tambor
cepedanos
, que completan el esca-
so grupo de intérpretes veteranos vigentes.
Los músicos ocasionales y otros instrumentos
En paralelo a los citados, siempre ha existido un
numeroso grupo de personajes anónimos que, habitualmente de
modo informal, protagonizan con su quehacer más o menos
diestro, ciertos entornos sonoros del ciclo anual. Son los llama-
dos
músicos ocasionales
, a través de quienes podremos acer-
carnos a otra parte del conjunto organológico o de instrumentos
empleados todavía en
estos valles. Es el caso de
los citados campaneros,
que con maestría repique-
tean las
campanas
y su
diversificado
repertorio de
toques
para lo cotidiano y
en cualquier romería o
efeméride, haciendo alarde
de su destreza entre los
vecinos y sus compañeros
tañedores, como ocurre en
los pueblos de Salientes,
Riello, Valdesamario, La
Urz, etc. Otro personaje
Foto: Tarañuelas