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senta defensas en forma de talud, al igual que El Castro de
Villalfeide y El Pico del Pando, de Orzonaga; por sus dimen-
siones, el castro más destacable de esta zona es La Peña
Cantabria, de La Valcueva donde se han hallado diversos mate-
riales arqueológicos prerromanos y medievales.
Finalmente, la Cepeda es una zona con características
geográficas diferentes de los valles de montaña que hemos visto
hasta ahora, lo que tiene consecuencias en el registro arqueoló-
gico: en La Cepeda también encontramos castros, pero éstos ya
no pertenecen a la cultura castreña del Noroeste, sino a la cul-
tura del Soto de Medinilla, propia de los pueblos agricultores de
la Meseta. Los yacimientos castreños más destacados de esta
zona son los de Sopeña de Carneros, Revilla y Otero de
Escarpizo.
LA ÉPOCA ROMANA.
La división en fases o edades de la evolución histórica
es un artificio o convención del que se sirve el historiador para
ordenar su discurso. Otra convención similar es la que diferen-
cia entre Prehistoria, que conocemos gracias a los restos
arqueológicos, e Historia, cuando ya contamos con fuentes
escritas. Desde este punto de vista, la Historia de Cuatro Valles
y en general la Historia del Noroeste peninsular comienza a
partir de la conquista romana de la zona entre el 29 y el 19 a.C.
Las primeras fuentes escritas con las que contamos
corresponden a destacados autores latinos, como el historiador
Tito Livio (a través de Floro), el naturalista Plinio o el geógra-
fo Estrabón. A partir de los datos que nos dan estos autores,
conocemos el nombre que los romanos daban a los principales
pueblos y accidentes geográficos de la zona. El pueblo prerro-
mano que habitaba esta zona era el de los astures, dentro del
cual era posible distinguir una serie de comunidades, como los
pésicos en la zona de Laciana o los amacos en La Cepeda; estos
grupos se dividían a su vez en una serie de organizaciones
suprafamiliares, que podemos identificar con el conjunto de
habitantes de un determinado castro: una de estas comunidades
era la de los Viancios, citados en una inscripción de Cármenes.
Por lo que se refiere a los lugares, sabemos que la Cordillera
Cantábrica era denominada Iuga Asturum y el Esla era el río
Astura. No está muy claro si las referencias de los autores clá-
sicos al flumen Minius aluden al Miño o al Sil, ya que se indi-
ca que Las Médulas estaban muy próximas al citado flumen