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el mismo hasta la corriente fluvial, un camino que se ha de
mantener en activo siempre. No olvidemos que las campañas
militares durante la etapa medieval se iniciaban en primavera,
pero adquirían verdadera carta de naturaleza durante el verano
y que uno de los métodos de asedio más eficaces consistía en
aguardar a que se les acabara el agua a los defensores, momen-
to en el que, necesariamente, debían pactar.
En cuanto a su tipología, los castillos pueden dividirse
en cuatro grupos básicos: roqueros, montanos, en llano (tanto
aislado como en ciudad) y en cerro o monte. Los primeros se
adaptan al terreno, generalmente un peñasco, formando plantas
irregulares y aprovechando al máximo las condiciones geográ-
ficas del asentamiento.Los segundos se sitúan al final de una
meseta dominando desde allí el terreno a sus pies y, al igual que
los terceros, suelen obedecer a condicionantes propios del
dominio del territorio. Los denominados en llano responden a
modelos generalmente más señoriales, propios de los últimos
siglos de la Edad Media, cuando la frontera se hallaba a cientos
de kilómetros al sur de León.
En los Cuatro Valles encontramos ejemplos de algunos
de estos tipos referidos: Luna, Alba y Gordón nacen por nece-
sidad militar, como veremos, durante la primera etapa de los
siglos medievales; Benal, aunque probablemente se eleve sobre
unos restos fortificados anteriores, lo hace al amparo de los
intereses particulares de los Quiñones, igual que la torre de
Ordás o la de Tapia, perteneciente a los Osorio de Astorga y,
más tarde, a la Casa de Luna. Funciones e intereses que, inva-
riablemente, resultan frutos de su tiempo. Por ello, es necesario
que retrocedamos hasta los orígenes de la Reconquista para
entender mejor el cómo y el por qué de algunos de estos cen-
tros de poder y su posterior evolución.
La llegada de los musulma-
nes en el 711, la respuesta cristiana
a esta invasión a lo largo del s. VIII,
centrada en las tierras asturianas,
motivó una más que perentoria
necesidad de defensa entre aquellos
que resistían al poder ismaelita.
Sabemos que el primitivo reino de
Asturias mantenía la Cordillera
Cantábrica como frontera natural,
Representación de un asedio medieval