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58.

mentado durante todo el año en un mismo territorio, de ahí que

cuando los pastos de uno de esos extremos son escasos o poco

provechosos los rebaños son desplazados hacia el otro para que

puedan alimentarse, o lo que es igual los propietarios de las

cabañas se veían obligados, en torno al mes de mayo-junio, a

abandonar las dehesas del sur, o de invernada, localizadas en

Extremadura, Andalucía y La Mancha, donde permanecieron

desde septiembre-octubre, por encontrarse ya esquilmadas, en

favor de las zonas montañosas del norte; por el contrario, cuan-

do en éstos últimos lugares comienzan los primeros fríos reali-

zan con sus ganados el circuito inverso, es decir, retornan a las

dehesas, cuyo pasto se ha regenerado. Esos ciclos, o formas de

movilidad ganadera que se complementan, han recibido diver-

sas clasificaciones, entre ellas está la que lo divide en dos

modalidades: el circuito normal, que será el que los rebaños

hacen cuando se desplazan de sur a norte; y el circuito inverso,

es decir, el trayecto que conduce desde los agostaderos a los

parajes de invierno.

Uno de los más importantes soportes de la economía

española, y muy especialmente en las comarcas de Cuatro

Valles, fue la lana, fuente de riqueza que dimana de la ganade-

ría trashumante, lo cual va a estimular a la monarquía española

para desarrollar una importante legislación encaminada al pro-

teccionismo de esa granjería. Ahora bien, la rentabilización de

esa materia prima no se hizo a través de la creación de fábricas

manufactureras textiles, como fue el caso de Inglaterra, sino

que el camino escogido fue la exportación. Uno de los princi-

pales mercados de la lana castellana fue Flandes, sobre todo una

vez superados los primeros años del siglo XIV, momento en que

toma el relevo a Inglaterra -que hasta entonces había sido el

principal abastecedor de los flamencos- , ya que este país se ve

envuelto en una serie de conflictos internos y, además, comien-

za a desarrollar una producción propia.

Existen diversas teorías sobre los orígenes más remo-

tos de la trashumancia en la Península Ibérica, en función del

apoyo historiográfico, arqueológico o documental que utilicen.

Lo que, en cambio, sí parece estar muy claro son las causas que

se conjugaron para desembocar en la expansión de la ganadería

trashumante. Entre ellas se citan las siguientes: el territorio cris-

tiano en la frontera con al-Andalus estaba sometido a continuas

razias de los islamitas, por lo que sus pobladores se van a cen-

trar más en una economía ganadera que en la agricultura. Esta