

22.
niosos mecanismos hi-
dráulicos, extraían
la grasa de la le-
che y, lavado
tras lavado,
la conver-
tían en la
apreciada
m a n t e -
q u i l l a .
Aunque
ya es-
tán en
desuso,
alguna
de ellas
conserva
parte de su
maquinaria y puede visitarse en una ruta guiada, como es el caso de la de la de
Sosas de Laciana. El proceso, con el tiempo, se fue mecanizando y las lecherías
pasaron a ser semi-industriales, como las de Villager o Leitariegos; desde ellas,
además, la mantequilla era comercializada y enviada a distintos puntos de la geo-
grafía española.
El verano en la braña era tiempo de trabajo, pero no faltaban días de fiesta. La
Salga
era la fiesta de las brañas por excelencia. Se celebraba por San Juan, con misa
en el pueblo para después subir a la braña y allí, tras la comida campestre, bailar y
jugar a los bolos.
Por la noche se
encendíanhogue-
ras y los brañeros
de una y otra bra-
ña
rivalizaban
por que la suya
fuera la que más
se veía. Los bai-
les típicos, como
el
Son d’Arriba
,
se acompañaban,
como se sigue
haciendo,
con
las castañuelas
Teitador
Manteca