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Los castaños, vetustos y
nudosos, ofrecen abundantes
huecos para la cría de aves
como el colirrojo real, el tre-
pador azul o el cárabo, así
como para algunos mamífe-
ros, como ardillas y lirones.
Sus raíces centenarias se aso-
cian en simbiosis con nume-
rosos hongos que ofrecen,
cada otoño, una abundante
cosecha de setas de gran ca-
lidad, como los boletos (
Bole-
tus aereus
), las oronjas (
Ama-
nita cesarea
) y los rebozuelos
(
Cantharellus cibarius
).
El otoño es también momento para la celebración de una de las tradiciones más
arraigadas en las comarcas productoras de castañas de León, Zamora, Asturias o
Galicia. Se trata del magosto o
magüestu
. La cosecha de castañas sirve de excusa
para reunir a familiares y amigos alrededor de la lumbre, para asar castañas y para
comerlas acompañadas de una copa de orujo recién elaborado tras la vendimia.
entre el pueblo y la braña
Los pueblos de todo el Alto Sil conservan aún en sus calles el sabor del antiguo
modo de vida, cuando las madreñas y la cacha formaban parte del atuendo habi-
tual. Un modo de vida, no tan alejado en el tiempo, del que hablan los abrevaderos
para el ganado, las cubiertas de centeno que todavía engalanan algunas construc-
ciones y los hórreos, que tantas veces guardaron la cosecha y la matanza a salvo
de la humedad y los ratones.
El paso del tiempo ha hecho desaparecer casi cualquier vestigio de lo que fuera
la casa tradicional de esta comarca, una casa labriega cuya planta en forma de “C”,
de “L” o de “U” rodeaba un corral central donde solía disponerse el hórreo. En la
actualidad los
teitos
o cuelmos de centeno han dejado paso a las cubiertas de piza-
rra que, junto a las
gritsándanas
, los hastiales escalonados de muros y fachadas,
pueden considerarse alguno de los rasgos distintivos de la arquitectura popular de
estos valles de la cuenca alta del río Sil.
Casas y pueblos reflejan con fidelidad el modo tradicional de vida de aquellas
gentes. Una actividad ligada, desde siempre, al manejo de los ganados, en especial
de las vacas, ahora en su mayoría de carne, pero hace apenas unas décadas, vacas
lecheras.
Podría decirse que en el manejo de las vacas de leche se encuentra la esencia
Ardilla