misma denominación de Arbas que muestran muchos de sus pueblos más sep-
tentrionales, podría deberse a
arbe
, en su acepción de pastos bajo las peñas, en
alusión a los extensos pastizales que dominan buena parte de la comarca.
Hasta estos valles llegaba la cañada leonesa occidental, menos conocida y
estudiada que otras vías pecuarias leonesas, probablemente porque estuvo menos
transitada. Daba acceso a la montaña central, que en general contó con menos
puertos y menos reconocidos que los afamados de Babia, Luna o la montaña de
Riaño.
Rodiezmo, localidad que ostentó la capitalidad de su municipio antes que
Villamanín, fue también importante nudo de veredas pastoriles: allí confluyen
cuatro ramales que daban acceso a los diferentes puertos: las veredas de Buiza,
Camplongo, Aralla y Cármenes. Las brañas de Busdongo fueron también destino
para gran número de merinas trashumantes. Son numerosos los topónimos que
recogen esta actividad: Braña Caballo, Braña Vieja, Majada del Prado, o la fuente
de La Copona que, antes de llegar a La Robla desde León, servía de abrevadero
a los rebaños.
Los ingresos generados por la ganadería fueron decisivos para el desarrollo
de estos pueblos. Con las rentas obtenidas del alquiler de sus pastos a los grandes
propietarios de rebaños, los concejos sufragaban las necesidades comunales.
Pero además del aprovechamiento de los puertos, cada pueblo aprovechaba
los montes para sus propios ganados; vacas y bueyes, caballos y burros, ovejas,
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