A las fincas se accedía a tra-
vés de una cancilla consistente en dos
palos verticales, generalmente de roble
y tres o más horizontales, llamados
lletes, de madera más ligera, de los
árboles del entorno.
Las sebes son cercas natura-
les vivas hechas de sauces, espinos y
otras especies de arbustos. Para darles
forma se entrelazan sus ramas. Cada
sebe delimita dos tierras; su manteni-
miento y cuidado recae en uno de los
propietarios.
Su conservación es vital para
la supervivencia de muchas especies
animales; allí se refugian pequeñas
aves, en ellas nidifican y se alimentan.