En ambas márgenes del río, la vegetación crece exuberante. Las distintas
especies se disponen más o menos alejadas del agua, según las necesidades de hume-
dad en el suelo. Los negrillos son los más distantes, mientras que sauces y alisos
mantienen sus raíces casi encharcadas, enraizando literalmente en el agua.
Crecen apretados, originando un bosque umbrío y fresco, que desploma
sus ramas sobre el cauce, de modo que las de una y otra orilla
llegan a tocarse, formando una galería que cubre el curso del
agua.
Junto a ellos crecen arbustos y sobre todo lianas, plantas tre-
padoras que utilizan otros árboles como soporte, para trepar
en busca de la luz del sol, imprescindible para su superviven-
ALISO: Árbol de espeso follaje de un verde intenso
característico; sus flores masculinas cuelgan del extremo
de las ramas antes de que las hojas salgan de las yemas,
bien mediada la primavera y condicionen por completo la
entrada de la luz. Su madera es dura y resistente y soporta
bien la humedad, por lo que se emplea para hacer madre-
ñas. En La Omañuela se encuentran alisedas muy bien
conservadas.