En la margen derecha
del río Omaña, ya cerca
del pueblo, se encuentan
“los linares”, tierras
donde antaño se
cultivaba el lino.
Una vez recogido y majado, el
lino se metía en agua durante
unos 8 días, para después car-
darlo e hilarlo. Con él se hacían
sábanas, la ropa de casa,
camisas, etc.
Sus semillas contienen gran can-
tidad de aceites obteniéndose de
ellas el aceite de linaza.
Cuando se abandonó
el cultivo del lino,
estas tierras por lo
general fértiles y ricas,
se emplearon como huer-
tas, tierras de patatas, etc.
donde se obtenían productos
para consumo propio.
Los nuevos hábitos y el
progresivo abandono de
los pueblos han condicio-
nado el destino de estas
tierras para la plantación de
chopos, gracias a la frescura
de los suelos y a los pocos
cuidados que necesita esta
especie.