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en trapos de lino, a modo de saco, y se cierran. Transcurridas entre 24 y 48

horas, se saca el queso de las hormas o de los paños, y se ponen a secar

durante 15 días, según el gusto, en lugar fresco y donde no reciba el sol.

Después de este tiempo, se puede conservar metidos completamente en azúcar.

Si se quisiera preservar en aceite, hay que dejar que cada queso endurezca

bastante, recomendándose cuan -

do el tiempo es veraniego,

de 20 a 25 días. Luego,

se mete en aceite

totalmente cubierto.

En este caso, cuan -

do se vaya a comer,

hay que escurrirlo

a lo largo de 3 o 4

días.

En la actualidad, a

estas posibilidades se ha

sumado la creación de nue -

vos productos, como el yogur de

vaca y el yogur de oveja, que realiza José Luis Yuste en su quesería artesanal

de Coladilla, perteneciente al municipio de Vegacervera, en plena Montaña

Central.

El consumo, por tanto, de productos lácteos, ha sido habitual en estos

valles, favoreciendo una ingestión proteica y de calcio de alta biodisponibili -

dad, que ha evitado entre la población montañesa, enfermedades como las

osteoporosis. Pero además ha dado lugar a ciertas costumbres como el

robo

de las nateras

, recipientes colocados en las ventanas al

sereno

, para que la

leche repose, esté fresca y pueda separarse la

debura

o suero, y

luego hacer la mantequilla. Pues bien, éstas fueron motivo

de rampiñas por parte de la mocedad, que, aprovechando la

noche, acudían para robarlas y colocarlas en el centro del

pueblo, para mofa y risa de todos. Este ir a

robar nateras

,

era broma muy celebrada y frecuente en el pasado, en las

comarcas de Omaña, Luna, Babia y Laciana.

Sosas de Laciana