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costumbres y éstas en tradiciones, que
conforman su sentido. No podemos
olvidarnos, pues, de estas gentes que
pertenecieron a un grupo social dedi-
cado a la actividad ganadera, cuyos
miembros formaron parte de los lla-
mados
pastores serranos
que años
tras año dejaban estas montañas para
trasladarse a las dehesas extremeñas por cañadas, cordeles y
veredas, y permanecer en ellas casi siete meses, retornando a
estos pastos cuando las nieves lo hacían posible. Ellos fueron el
componente humano de la Mesta desde aquellas
mestas
y
mes -
tillas
creadas con anterioridad a 1273, fecha en la que Alfonso
X funda el Honrado Concejo de la Mesta y que aglutinó a los
ganaderos de merina hasta 1836, año en el que desaparece para
ser sustituido por la Asociación de Ganaderos del Reino.
Tal como cuenta Manuel Rodríguez Pascual, “
los pas -
tores leoneses practicaban la trashumancia de largo alcance en
cuadrillas autóctonas o empleados asalariados en las grandes
cabañas, cuya importancia, principalmente en la montaña de
Riaño y en Babia, se mantuvo con gran fuerza, hasta la prime -
ra mitad del siglo actual [siglo XX]
”. Su organización estaba
estructurada jerárquicamente a partir del
mayoral
, seguido por
los
rabadanes
, el
compañero
, el
ayudador
, el
persona
, el
sobrado
, el
zagal
y el
motril
, personaje éste, de temporada,
pues era el encargado durante el verano, de subir desde las
roperías
a los puertos, el pan y la comida de los mastines. Aún
en la bajada a las dehesas se les unían los
escoteros
, que, en
busca de trabajo en aquellas tierras de la extrema-dura, acom-
pañaban ayudando en las faenas trashumantes.
Famosos fueron los mayorales procedentes de La
Majúa, Torre de Babia, Abelgas..., que atesoraron la experien-
cia de sus antepasados y la trasmitieron de generación en gene-
ración. De todos ellos aún hay un vivo recuerdo que reverdece
cada año con la llegada de algunos rebaños. Recorrer en los
meses de julio y agosto estas montañas, es oír el tintineo seco
de cencerros y el agudo de las esquilas. No se trata de una per-
vivencia exacta del pasado, pues los medios de transporte ha
modificado el sistema de explotación, ni tampoco de la conti-
nuidad de esas roperías que existieron en Serrilla -en el valle
del Torío- en Beberino -en la comarca de Gordón- en Torre de
Babia, conocida como de Vildeo, de las que sólo quedan en pie
Foto: Caballos. Babia