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vecindad por fuerza de la costumbre. Toques a misa, a rosario,
a concejo, a
vecera
, a
facendera,
a fuego, a muerto... llenaban
de sonido los aires de estos valles, conseguidos con mayor o
menor destreza según la habilidad del campanero, que espe-
cialmente hacía notar cuando tañía los repiquetes con su carac-
terístico alborozo acústico. Unos toques que se efectúan accio-
nando el badajo con una cuerda, y unos repiques a veces ejecu-
tados a brazo volteando la campana a través del impulso que se
le da al
yugo
que la sostiene. Muchos de ellos ya no se realizan
porque las necesidades y las formas de comunicación han cam-
biado, pero aún quedan algunos adeptos a lo religioso, a la cele-
bración de fiestas y al triste aviso de funerales. De modo que,
espadañas y campanarios de las iglesias y ermitas de estos con-
tornos, todavía se yerguen y conservan sus campanas, de sin-
gular presencia y simbolismo, en las que, incluso, se señala la
fecha en que se hicieron, el artesano que las fundió y las corres-
pondientes dedicatorias a Vírgenes y Santos, de las que suelen
tomar el nombre. Se presume pues, de su tamaño, del sonido,
de la mejor ejecución de los toques y de la antigüedad, circuns-
tancia ésta de la que los pueblos de Torrebarrio y Torrestío,
ambos en la comarca de Babia, alardean por ser las más viejas
de estas comarcas, pues se construyeron en 1709 y 1769, res-
pectivamente.
Si marzo es airoso y abril chuvisnoso, sacan o mayo
florido y hermoso
. Un refrán que vaticina el tiempo climático
de este mes, también llamado “de las flores”, en el que la tradi-
ción lleva a reunir a los mozos el último día de abril para colo-
car el
mayo
. Consiste en
pinar
el varal más alto y recto posible
del entorno, que generalmente corresponde a un tronco de árbol
elegido a conciencia, que se dejará enhiesto y libre de ramaje,
durante los 30 días siguientes, al final de los cuales se subasta-
rá la madera. En su extremo se coloca una cruz y un pequeño
ramo, que hacen de tal imagen, un fundido de carácter religio-
so y a la vez profano, pues el
mayo
también representa el rena-
cer del campo. Es costumbre mantenida en Robledo de Fenar,
aunque común a otros pueblos, cuyos orígenes están relaciona-
dos con la festividad de la Cruz o Invención de mayo, institu-
cionalizada en el siglo IV.
Esa vinculación agraria y exaltación de la fértil pri-
mavera se conjuga con otros ritos cuando la meteorología no
acompaña con sus benefactoras aguas, a fin de que germinen las
semillas y crezcan los frutos. Por tal motivo, tampoco han fal-