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139.

vecindad por fuerza de la costumbre. Toques a misa, a rosario,

a concejo, a

vecera

, a

facendera,

a fuego, a muerto... llenaban

de sonido los aires de estos valles, conseguidos con mayor o

menor destreza según la habilidad del campanero, que espe-

cialmente hacía notar cuando tañía los repiquetes con su carac-

terístico alborozo acústico. Unos toques que se efectúan accio-

nando el badajo con una cuerda, y unos repiques a veces ejecu-

tados a brazo volteando la campana a través del impulso que se

le da al

yugo

que la sostiene. Muchos de ellos ya no se realizan

porque las necesidades y las formas de comunicación han cam-

biado, pero aún quedan algunos adeptos a lo religioso, a la cele-

bración de fiestas y al triste aviso de funerales. De modo que,

espadañas y campanarios de las iglesias y ermitas de estos con-

tornos, todavía se yerguen y conservan sus campanas, de sin-

gular presencia y simbolismo, en las que, incluso, se señala la

fecha en que se hicieron, el artesano que las fundió y las corres-

pondientes dedicatorias a Vírgenes y Santos, de las que suelen

tomar el nombre. Se presume pues, de su tamaño, del sonido,

de la mejor ejecución de los toques y de la antigüedad, circuns-

tancia ésta de la que los pueblos de Torrebarrio y Torrestío,

ambos en la comarca de Babia, alardean por ser las más viejas

de estas comarcas, pues se construyeron en 1709 y 1769, res-

pectivamente.

Si marzo es airoso y abril chuvisnoso, sacan o mayo

florido y hermoso

. Un refrán que vaticina el tiempo climático

de este mes, también llamado “de las flores”, en el que la tradi-

ción lleva a reunir a los mozos el último día de abril para colo-

car el

mayo

. Consiste en

pinar

el varal más alto y recto posible

del entorno, que generalmente corresponde a un tronco de árbol

elegido a conciencia, que se dejará enhiesto y libre de ramaje,

durante los 30 días siguientes, al final de los cuales se subasta-

rá la madera. En su extremo se coloca una cruz y un pequeño

ramo, que hacen de tal imagen, un fundido de carácter religio-

so y a la vez profano, pues el

mayo

también representa el rena-

cer del campo. Es costumbre mantenida en Robledo de Fenar,

aunque común a otros pueblos, cuyos orígenes están relaciona-

dos con la festividad de la Cruz o Invención de mayo, institu-

cionalizada en el siglo IV.

Esa vinculación agraria y exaltación de la fértil pri-

mavera se conjuga con otros ritos cuando la meteorología no

acompaña con sus benefactoras aguas, a fin de que germinen las

semillas y crezcan los frutos. Por tal motivo, tampoco han fal-