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nas. Construcciones exentas, en los casos que vamos a estudiar,
todas presentan una característica común: su altura, un factor
esencial para cumplir con su misión de vigilancia o defensa.
Según algunos fueros españoles ésta debía superar la que pudie-
ra alcanzar una lanza arrojada por un hombre a caballo.
Erigidas unas obedeciendo a un proyecto defensivo del reino,
otras recibieron vida fruto de la política de control y dominio
del espacio de las principales familias nobles de estas tierras
leonesas: los Osorio y los Quiñones.
Los dos ejemplares mejor conservados se encuentran
en Tapia y en Santa María de Ordás.
torre de tapia de la ribera
Construida a finales del s. XIV, es una edificación de
planta cuadrada tan sólida que, pese a haber perdido casi tres de
sus cuatro muros, el restante aún se
mantiene en pie desafiando el paso
del tiempo. Construida por la familia
Osorio, más tarde marqueses de
Astorga y tradicionales adversarios
de los Quiñones, su misión no era
otra sino controlar el valle del Órbi-
go y las tierras linderas de sus ene-
migos aunque parientes, los señores
de Luna. Este carácter de fortifica-
ción de frontera entre las tierras de
estos dos linajes la convertirá en
avanzadilla de los condes de Luna
cuando ésta pase a su poder en el s. XV.
torre de ordás
Localizada en Santa María de Ordás, esta torre de más
de 20 metros de altura y planta redonda fue construida en el s.
XV por Diego Fernández de Quiñones, señor de Luna.
Asentada sobre las bases de una edificación anterior, quizás una
torre de vigilancia, desde ella obtenemos una magnífica pano-
rámica y dominio de la confluencia de los dos ríos que definen
estas tierras: el Luna y el Omaña. Pero la imaginación popular
ha ligado para siempre esta fortificación al nombre de otro
Quiñones: Pedro Suárez, Adelantado Mayor de Asturias y
León. Quiere la leyenda que, por una cuestión patrimonial, Don
Pedro ordenó la muerte de su sobrino Ares de Omaña, a quien
condujo con supuestos engaños hasta Ordás. Una vez dentro de
la torre fue decapitado por orden del señor de Luna que no
Foto: Torre de Tapia de La Ribera