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el camino de santiago
el camino de san salvador por la
montaña del bernesga
principios del siglo IX, precedido por un complejo
proceso de elaboración hagiográfica que extiende la idea de la
predicación de Santiago el Mayor en España, se producía en un
apartado lugar de la diócesis de Iria, en el extremo de
Occidente, el hallazgo de los restos del Apóstol. Aunque el
hecho tuvo prontas implicaciones ideológicas y políticas en el
joven reino astur, su trascendencia posterior difícilmente hubie-
ra podído ser prevista entonces. Tras una primera etapa de afir-
mación del Santiago apostólico y político, cada vez más unido
a la Corona y la Reconquista, el atractivo del santuario com-
postelano crecerá hasta tal punto que, ya a finales del siglo XI
se fija la ruta principal, el Camino Francés o Jacobeo que,
siguiendo la antigua calzada De Hispania in Aquitania, unía el
corazón de la Galia con las costas gallegas, atravesado muchos
de los principales núcleos urbanos de la época y contribuyendo
a la aparición de otros nuevos: Pamplona, Santo Domingo de la
Calzada, Burgos, Frómista, Carrión, Sahagún, Mansilla, León,
Astorga, Ponferrada, Villafranca... El Camino se convierte
desde entonces en la principal arteria de las comunicaciones
europeas, cauce fundamental para la difusión y el intercambio
tanto de ideas y creencias como de intereses económicos, mili-
tares y políticos. Es, en cierto modo, el catalizador fundamen-
tal de la conciencia europea occidental, que ahora se recupera
en todo su esplendor. Una de sus variantes, de hecho la segun-
da en importancia, se hacía a través de Oviedo, por el denomi-
nado Camino de San Salvador, que se separaba en León de la
ruta principal para, siguiendo el cauce del Bernesga, entrar
finalmente en Asturias y continuar hasta las reliquias de la
Cámara Santa. Un itinerario que atravesaba de sur a norte los
actuales municipios leoneses de Sariegos, Cuadros, La Robla,
La Pola de Gordón y Villamanín, a lo largo de 60 km., 35 de
ellos dentro de las comarcas de Cuatro Valles.
Pese a la decadencia que las peregrinaciones experi-
mentaron en los tiempos modernos, y que afectaron de forma
especial al Camino de Santiago, durante las últimas décadas
hemos asistido a un impresionante proceso de recuperación del
fenómeno jacobeo, cuyas repercusiones culturales y turísticas y,
por ende, económicas, se han dejado sentir no sólo en
Compostela y Galicia, sino también en los diferentes puntos de
A