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paso de la Flecha, siempre con la amenaza de desprendimien-
tos, llegaba a las anchas y feraces vegas de Celada, que aún hoy
siguen envueltas en leyendas y supersticiones que han buscado
respaldo en borrosos sucesos históricos y etimologías popula-
res, y que hablan de una cruenta batalla entre moros y cristia-
nos, que éstos, por intercesión de la Virgen, lograron ganar.
Celada era en el siglo XIII la primera aldea que el peregrino
encontraba dentro de nuestra comarca, despoblándose más
tarde seguramente en favor de La Robla. Aquí se hallaba, ade-
más, el único hospital documentado durante la Edad Media en
toda esta ruta, aparte del de Arbas, y sin contar las abundantes
heredades que tuvo entre Cascantes y Brugos de Fenar la Orden
de San Juan, documentadas entre los siglos XIII y XVIII, cuya
vinculación a una posible instalación hospitalaria no pasa toda-
vía de la mera hipótesis.
Del hospital resta la hoy ermita de
Ntra. Señora, posiblemente el vesti-
gio arquitectónico relacionado con
las peregrinaciones de más digna
mención en esta ruta, luego, tam-
bién, de la colegiata de Arbas. El
Libro de Montería de Alfonso XI, a
mediados del siglo XIV, lo cita al
describir un monte comarcano: ...es
bueno de puerco en invierno, et en
verano, et son las vocerias, la una
por la loma que es entre Fenar et Val
Heliz ("Valfeliz"), et la otra desde la
loma de Val Heliz fasta la loma de
Pelosas ("la Llomba", "Pelosas"). Et son las armadas la una
entre Pelosas et Monte Gallinas, et la otra al hospital de
Celadaª. La toponimia ha mantenido hasta nuestros días memo-
ria de ello: el Campo del Hospital rodea el santuario, y el
Camino del Campo del Hospital lo une con La Robla.
Por estas fechas debía de depender del monasterio de
San Pelayo de Oviedo, al que quizá se lo donara su abadesa
María González de Gordón, conservándose diversas cartas de
arrendamiento de estas posesiones entre 1330 y 1369. A princi-
pios del siglo XVI es el monasterio de Carbajal el que aparece
vinculado a la propiedad de Celada, cobrando un foro anual de
un ducado a Pedro García y a sus herederos, vecinos de La
Robla, por la heredad y casa de Nuestra Señora de Zelada, vién-