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dedicaban en Roma a la purificación. La
cristianización de muchas de las antiguas
festividades paganas trajo consigo la asi-
milación de algunos de sus símbolos.
El dos de febrero se conmemora la purifi-
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de la Natividad y, tal y como mandaba
la ley mosaica, la presentación del Niño
Jesús en el templo, donde el anciano Si-
meón y la profetisa Ana le reconocieron
como “luz del mundo”. De ahí la tradición
de encender velas o candelas durante esta
fiesta.
Desde muy antiguo, se tiene constancia
de la celebración en Roma de una proce-
sión muy solemne entre las iglesias de San
Adrián y Santa María la Mayor, en la que
se llevaban velas encendidas; en España
no hay referencia a las Candelas hasta el
siglo XI.
Esta festividad pone fin a los actos relacio-
nados con la Navidad, por lo que existía la
tradición de
poner los belenes por santa
Lucía y quitarlos por las Candelas
.
Las velas bendecidas en este día eran lle-
vadas después a casa, ya que se pensaba
que eran especialmente eficaces en los
partos difíciles, en las epidemias o en las
tormentas, hecho que la Iglesia no siem-
pre vio con buenos ojos, al considerar que
era superstición.
Sueros de Cepeda es uno de los pocos pue-
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la tradición de bendecir las Candelas.
Antes de misa, en el portal de la iglesia,
se reparten las velas entre los asistentes.
Luego se encienden con fuego proceden-
te del cirio pascual y, una vez encendidas,
el sacerdote las bendice. Después entran
todos a misa y las velas se mantienen en-
cendidas durante toda la Eucaristía. Aun-
que la tradición de las Candelas se había
perdido, se ha recuperado hace unos años,
tal y como los mayores recordaban que
siempre se celebró.
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brero, aunque ahora apenas se celebra, en
gran medida por la despoblación. Aun así,
si el tiempo no está demasiado malo, se
hace una pequeña procesión, pero antes
siempre había baile, con acordeón y era
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. Se celebraba, así mismo,
en Rabanal de Arriba.
SAN BLAS, 3 de febrero
Blas de Sebaste es un santo muy popular,
quizá por su carácter humano, bondadoso
y accesible. Aparece entre los santos pro-
tectores, así llamados por estar considera-
dos intercesores muy eficaces.
La tradición cuenta que nació en Sebaste,
en Armenia, donde fue médico y llevó una
vida de ermitaño. Muy apreciado entre sus
conciudadanos por la vida ejemplar que
llevaba, fue elegido obispo. Tenía el don
Las Candelas. Sueros de Cepeda