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Carnaval. Orzonaga

El Carnaval se mantiene sin problemas en

los grandes núcleos de población del terri-

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y La Robla. En esta última localidad ha al-

canzado cierto protagonismo y son varios

los actos relacionados con él, que se distri-

buyen a lo largo del fin de semana previo

al Martes de Carnaval, momento en que,

al anochecer, tiene lugar en la plaza el en-

tierro de la sardina.

Otras muchas localidades, como Cabri-

llanes, celebran de distintas formas estos

días lúdicos de final del invierno. Desfiles

y cabalgatas se suceden por las calles;

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donde el Carnaval tiene protagonismo

propio: se trata de Orzonaga y Riello.

En Orzonaga el Carnaval se mantiene muy

vivo, a pesar de haber cambiado mucho en

los últimos decenios. Incluso en los peores

tiempos del franquismo, cuando estaba

prohibido, los vecinos se las ingeniaban

Entierro de la sardina. La Robla

para celebrarlo. Entre bromas, recuerdan

los más mayores que

cuando veían a la

pareja subir desde Matallana, algunos

mozos hacían sonar cencerros desde una

de las laderas del valle, simulando que la

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ellos a los guardias, y luego, repetían la

operación desde la ladera de enfrente. Y

así pasaban un buen rato, haciendo que

engañaban a los guardias… Mientras,

los demás mozos corrían el carnaval por

el pueblo, con palos y guirrios, como era

tradición. La gente se disfrazaba con an-

drajos, pieles o lo que hubiera por casa,

que se llamaban “guirrios”. Algunas

mozas, tres o cuatro, eran “las guapas”

y se vestían todas de negro y se cosían en

la ropa o en un paraguas también negro,

bolitas de algodón blanco.

No faltaban en

la fiesta otros personajes, como “el toro”

y “el burro”.

Ahora el Carnaval tiene otra vocación. Los

disfraces tradicionales han dado paso a

otros más a la moda y, para fomentar la

participación, se premian los mejores. Lue-

go, se organiza baile con chocolate calien-

te y sabrosas orejas de Carnaval.

Pero sin duda es en Riello donde se man-

tiene una de sus manifestaciones más sin-

gulares de toda la provincia de León, tanto

que la “

Zafarronada de Omaña

” está de-

clarada Manifestación Popular de Interés

Turístico Provincial. Perdida durante años,

fue recuperada en la década de los 80 del

pasado siglo, con su carácter de mascara-

da ancestral.

Con los años ha ido cambiando: ya no se

inicia el “domingo gordo”, ni los mozos van

por los pueblos disfrazados de distintos

personajes. Ahora la Zafarronada se limita

al “sábado frisolero”. Durante la tarde del

sábado hay desfile infantil de disfraces por

las calles de Riello y, al anochecer, salen

los zafarrones, con sus máscaras atávicas,