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Zafarronada. Riello
su característi-
ca indumenta-
ria blanca y sus
grandes cencerros pendientes de un
cinto de cuero. En las manos portan
antorchas con las que alumbran la
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se disponen a espantar a la gente
allí concentrada, junto a una buena
hoguera. Tampoco faltan otros personajes
tradicionales, como el toro, que enviste
a la gente sobre su armazón de madera,
mientras el torero sortea como puede sus
embestidas. Antes, el torero iba siempre
muy bien vestido, con traje, por lo que
también recibía el nombre de “novio”.
Con él salían otros personajes como los
gitanos o el ciego; pero su presencia de-
pende ahora de la voluntad de los parti-
cipantes. Los zafarrones antaño portaban
un saco lleno de ceniza, que echaban a las
mujeres; hoy, se limitan a dar saltos y ca-
briolas mientras asustan a los asistentes,
sobre todo a los niños.
Uno de los mejores estudiosos del Carna-
val, Julio Caro Baroja, apunta a la posible
vinculación de los zafarrones con antiguos
espíritus relacionados con rituales protec-
tores de carácter agrario. Quizá por ello su
indumentaria esté tan elaborada, a base
de pieles de cordero, grandes cencerros a
la cintura y otras esquilas más pequeñas a
la altura de las rodillas, que no paran de
sonar y sonar; puede que para espantar
los malos espíritus; o quizá para desper-
tar, en lo más profundo de la naturaleza,
la nueva vida que ya se anuncia con el cre-
cer de los días. Destacan sobre todo, sus
grandes máscaras, tan inexpresivas como
aterradoras.
Carnaval. Riello
Indumentaria
de los zafarrones