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a caza supuso otro de los rasgos alimenti -
cios. A falta de una ingestión continuada de otras carnes
que no fuesen la de cerdo, la de caza representó un com -
plemento proteico del que nos ha quedado un recetario
de variada composición: empanada de perdiz,
perdiz con arroz o con patatas (comarcas de Luna y
Cepeda), liebre con patatas (Cepeda), patatas con jabalí
(Omaña), asado de corzo (Laciana)..., son la “carta”
tradicional que permite degustar este tipo de carnes, no
en vano, la zona es rica en cazaderos, con una amplia
representación faunística, sobre todo, de aquélla que se
ha convertido en trofeo codiciado del cazador.
C
A
Z
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