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A

l no ser cerealistas las comarcas que componen “Cuatro

Valles”, salvo en lo que se refiere al centeno, la panadería se ha circunscrito

a lo que la tierra podía dar. En el pasado fue corriente el pan de borona

(maíz) y el pan de centeno, compaginado en el mejor de los casos, con el

trigo candeal que, por insuficiente, era traído por los arrieros de Los

Argüellos y otras gentes que bajaban a Tierra de Campos portando aperos,

madreñas y útiles de madera elaborados en sus pueblos de origen, que tro -

caban por cereal, vino y aceite. Hoy, esas deficiencias están superadas, de

modo que en cualquier horno panadero puede obtenerse un pan delicioso.

En tiempos no muy lejanos, el amasado se realizaba casi semanalmente,

como mucho, cada quince días, guardándose las

fugazas

en arcas,

cambos

o

panceras

, que son una especie de perchas colgadas de la viguería, donde

permanecían a salvo de los roedores.

El pan resultó ser imprescindible en la dieta como acompañante de la

comida, como parte imprescindible de las sopas, como rebanada para

enre-

charlas

de mantequilla, como componente de las migas con leche, o de las

mismas morcillas, según la receta de cada casa.

La base de panes y empanadas es la harina. Y con ella han surgido recetas

más o menos sencillas, como las llamadas

farinas

, que se hacen en Pola de

Gordón, consistentes en cocer harina de pan o de maíz, en agua con sal,

hasta conseguir una papilla a la que se puede añadir leche y azúcar. Otras

veces se utiliza para desarrollar otras fórmulas con miel o azúcar, que han

servido de postre y como disculpa para ingerir dulce: nos referimos a las

tortas, que siempre se hacían al mismo tiempo que la hornada, con la masa

de los panes.

También se aprovechaba el último calor del horno para hacer empanadas.

La de

cuscarones

o

chicharrones

, que eran los restos de la

derrita

con la que

se obtenía la manteca del cerdo, después de haber realizado la matanza,

parece ser la más elemental, pero se hicieron otras más complejas que se

han convertido en bocado estimable y tradicional, como la empanada de

tapa

o la de chorizo y tocino.

PANES , TORTAS Y EMPANADAS