Background Image
Previous Page  86 / 177 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 86 / 177 Next Page
Page Background

L

a otra modalidad de esta comida

de pastores, es la llamada

caldereta

. Se

diferencia del frite en que se utiliza una

res adulta o una oveja machorra, es

decir, horra. Por otro lado, al cocinarla

debe añadirse mucha más agua a la cal -

dereta, hasta que queden cubiertas las

tejadas. En realidad, es un hervor más

que una fritura, como ocurre en el caso

del

frite

, de cuya modalidad deriva su

nombre. Todo los demás se elabora de

igual forma.

Respecto al

frite

, hay que decir que

existen otras variantes y denominacio -

nes, como la

fritada

, en la comarca de

Luna, en la que los trozos de cordero se

fríen sin sal en una caldereta con un

poco de aceite. Frito, se saca para una

cazuela donde se sala. El resto del jugo

que quedó en la caldereta, se pone a her -

vir con agua. Este caldo se verter· sobre

la carne que habÌamos dejado en la

cazuela, añadiéndose dos o tres cuchara -

das de pimentón, y se deja cocer a fuego

lento y sin tapar, aspecto muy importan -

te. A su vez se machacan uno o dos dien -

tes de ajo, que se agregan cuando la

carne está prácticamente cocida. Se

puede añadir una hoja de laurel a media

cocción.

Como se ha dicho, ambos yantares son

característicos de la cultura pastoril.

Sobre un trípode formado por los corres -

pondientes tres palos, se cuelga esa cal -

dereta de hierro a la que el herrero pro -

porciona un temple especial con las

aguas extremeñas. Por eso es recomen -

dable utilizar una caldereta de aquellas

tierras, ya que proporciona un mejor

sabor. Así, junto al chozo, era propio en

tiempos no muy lejanos, observar esta

estampa, a veces coincidiendo con una

“machorra” ofrecida por los pastores en

las montañas de León, a las gentes del

pueblo en cuyos términos estaba encla -

vado el chozo que habitaban en el vera -

no, agradeciendo el que se les hubiese

acondicionado después de los efectos

invernales y antes de su llegada a lo

largo de los meses de mayo y junio. Era

una tradición que estaba contenida en el

mismo derecho consuetudinario y en los

acuerdos que hacía el mayoral cuando

arrendaba los pastos del Concejo.