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o el nitrógeno eran despedidos a la atmósfera. Otros

más pesados, como el azufre y sobre todo el carbono,

se acumulaban entre los sedimentos y, con el tiempo,

dieron lugar al carbón.

En la cuenca carbonífera de La Magdalena abundan

los fósiles de las plantas que crecían en estos bosques.

Se forman cuando la descomposición que sufrieron no

llegó a alterar su aspecto externo, quedando conserva-

dos en las areniscas y en las lutitas.

Aquellos bosques carboníferos nada tienen que ver

con los bosques que hoy pueblan estos valles. Y las es-

pecies que en ellos vivían eran también muy distintas

de las actuales. Entre los fósiles característicos de la

cuenca se pueden mencionar:

- Diversas especies de helechos, de tamaños muy

variables. En realidad responden a dos tipos diferentes:

los “helechos verdaderos”, afines a los actuales y con

capacidad para reproducirse mediante esporas situadas

en el envés de las hojas; y las “pteridospermas”, unos

helechos ya extintos que se reproducían mediante se-

millas.

- Los equisetos, parientes de las actuales colas de

caballo. Son fáciles de reconocer por su tallo articulado,

con nudos a intervalos regulares de los que brotan gru-

pos de hojas muy alargadas o redondeadas.

1. tallo de un equiseto (

Calamites

); 2. raíz de una licofita (

Stigmaria

).

Afloramiento próximo a Garaño.

Tronco de una licofita (

Lepidodendron

), procedente de la

escombrera de la mina Luisa en Garaño.

Varios equisetos procedentes de la escombrera de la mina Luisa en Garaño: 1.

Asterophyllites

; 2.

Annularia

; 3.

Sphenophyllum

.

La cuenca carbonífera de La Magdalena

- Las licofitas, de las que apenas quedan unos po-

cos representantes actuales, aunque de tamaño mucho

menor. Fueron árboles de gran altura, con hojas acinta-

das. Son comunes los fósiles de sus tallos, que exhiben

un curioso patrón de marcas poligonales que se repiten;

cada una de ellas corresponde al punto donde crecía

una hoja. Sus raíces suelen mostrar numerosos puntos,

también distribuidos regularmente, que corresponden a

las inserciones de las distintas raicillas.

Los fósiles de esta flora carbonífera son comunes en

toda la cuenca. Pueden encontrarse en los taludes de

carreteras como las de Carrocera a Cuevas de Viñayo,

Otero de las Dueñas a Piedrasecha y La Magdalena a

Garaño; o en viejas escombreras de minas ya abando-

nadas, como Descuidada (Viñayo), Marietta (Otero de

las Dueñas), Carmen (La Magdalena), Irene (Canales) o

Luisa (Garaño) que, en su día, salpicaron el paisaje.

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